ACERCA DE NOSOTROS

En 1977 nace una empresa familiar muy creativa llamada TOROGOZ, su singular nombre es tomado del AVE NACIONAL DE EL SALVADOR.

La empresa nace con 12 empleados fabricando únicamente 6 modelos de figuras decorativas por medio de la técnica llamada GALVANOPLASTIA, esta línea de productos empezó a crecer rápidamente para luego diversificarse en una LINEA DE ESCULTURAS RELIGIOSAS Y ARTICULOS LITÚRGICOS, los cuales exportamos a diferentes países de Centroamérica, Panamá, México, Estados Unidos…

La variedad de diseños y diferentes estilos presentados en nuestro catálogo seguramente cubrirá sus expectativas, ya que contamos con técnicos artesanos y un equipo creativo que se esmeran día a día en dar una excelente calidad a todos nuestros productos con originalidad.

Los materiales utilizados en nuestros productos son lámina de bronce virgen procedente de Alemania, lámina de acero inoxidable, Stone Cast, una mezcla de piedra pulverizada con baño de oro de 24 quilates, con baño de plata ley 925 o con un acabado metalizado en Bronce, Níquel o Cobre.

Todos nuestros artículos, en su acabado final están tratados con una laca transparente la cual evita la oxidación de los metales y garantiza la durabilidad de los diferentes acabados sin necesidad de tener que darles ningún tipo de mantenimiento.

Nuestros más de 40 años de experiencia han hecho que podamos combinar las diferentes técnicas con las que contamos, para realizar obras de gran belleza, combinando la tradición artesanal con las nuevas tecnologías a fin de realizar PRODUCTOS HECHOS A LA MEDIDA con la mayor eficacia, sin restar calidad y personalidad al diseño deseado por el cliente.

Asimismo, ofrecemos nuestra experiencia en RESTAURACIONES de orfebrería religiosa, teniendo como objetivo primordial devolverle a la pieza su esplendor original por muchos años más.

MISIÓN

Embellecer los espacios con creatividad, calidad y excelencia en el servicio.

VISIÓN

Ser una empresa familiar, reconocida internacionalmente por su creatividad y calidad humana, convirtiendo el «Sello de lo bello» en orgullo de El Salvador.